



Un estudio reciente encontró que un hábito cotidiano podría reducir significativamente el riesgo de enfermedades del corazón. Este descubrimiento ofrece una estrategia accesible para mejorar la salud del corazón.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial. Por ello, la identificación de hábitos simples y efectivos para su prevención es de vital importancia. Este nuevo estudio aporta evidencia sobre cómo pequeñas modificaciones en nuestra rutina diaria pueden contribuir a la salud del corazón.
La investigación, publicada en la revista Heart, destaca que la práctica regular de baños de tina está asociada con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. El estudio sugiere que este hábito puede mejorar la función hemodinámica y reducir la resistencia vascular periférica, contribuyendo así a la salud del corazón.
El estudio analizó a más de 30,000 participantes durante un periodo de seguimiento de 19 años. Los resultados mostraron que aquellos que se bañaban en tina casi a diario tenían un riesgo significativamente menor de enfermedades cardiovasculares en comparación con quienes lo hacían con menor frecuencia.
Estos hallazgos se mantuvieron incluso después de ajustar por factores como la edad, el sexo y el estilo de vida.
Estos resultados sugieren que incorporar baños de tina en la rutina diaria podría ser una estrategia efectiva y accesible para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Sin embargo, es importante considerar las condiciones individuales de salud y consultar con un profesional médico antes de adoptar nuevos hábitos.
Aunque los baños de tina pueden ofrecer beneficios para la salud cardiovascular, no deben reemplazar otras prácticas esenciales como una alimentación equilibrada, la actividad física regular y el control de factores de riesgo como la hipertensión y el colesterol alto.
Este hábito debe ser parte de un enfoque integral para el cuidado del corazón.
Incorporar baños de tina en la rutina diaria podría ser una estrategia efectiva para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, según un estudio reciente.
Tomar duchas con agua caliente (aproximadamente 40 °C) durante 10 a 15 minutos puede inducir una vasodilatación, mejorando la circulación sanguínea y reduciendo la presión arterial. Este efecto térmico simula los beneficios de los baños de inmersión en agua caliente.
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Alternar entre agua caliente y fría durante la ducha estimula el sistema cardiovascular. Este método mejora la elasticidad de los vasos sanguíneos y puede fortalecer el sistema inmunológico. Una práctica común es alternar 3 minutos de agua caliente con 30 segundos de agua fría, repitiendo el ciclo varias veces.
Si tienes acceso a una ducha que genera vapor, esta puede ofrecer beneficios similares a los de una sauna.
El vapor caliente ayuda a dilatar los vasos sanguíneos, mejora la circulación y promueve la relajación muscular, contribuyendo a la salud cardiovascular.
Realizar movimientos suaves, como estiramientos o ejercicios de respiración profunda, mientras te duchas con agua caliente puede potenciar los efectos beneficiosos del calor, mejorando la circulación y reduciendo el estrés.
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5. Baños de pies calientes
Sumergir los pies en agua caliente durante 15 a 20 minutos puede inducir una relajación general, mejorar la circulación y reducir la presión arterial, ofreciendo beneficios similares a los de un baño completo.
6. Terapia de calor localizada
Utilizar compresas calientes o almohadillas térmicas en áreas específicas del cuerpo puede mejorar la circulación local y aliviar la tensión muscular, contribuyendo al bienestar cardiovascular.
Consulta a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier terapia de calor, especialmente si padeces de enfermedades cardíacas, presión arterial baja o diabetes.